Ha pasado ya medio siglo desde que en 1969 diera inicio la parte más complicada (y por supuesto más histórica) del programa Apollo de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA). Cincuenta años que se dice pronto. Cinco décadas de un hito histórico que encumbró a los Estados Unidos a lo más alto en la Historia de la Carrera Espacial.
Un suceso que colocó, por primera vez, a varios hombres en órbita alrededor de la Luna, y de dos en dos, hasta doce, posaron sus pies sobre la superficie del satélite.
Aún no había nacido cuando ocurrió este hito, el mundo me vio nacer cinco años después de finalizado el último vuelo tripulado a la Luna, y es ahora, décadas después, que ha tocado profundamente mi fibra sensible, entre otras cosas, por la directa relación que se ha tejido entre el suceso, sus protagonistas y mi trabajo.
Con este número de la revista se concluye el cuarto año de vida de la misma, y nos prepara para lanzar el próximo enero el número que inaugurará el quinto aniversario de esta publicación. Debería ser un número inédito, y estamos seguros, como directores de este journal, que así será. Han concluido cuatro años en los que hemos publicado cientos de artículos en miles de páginas, haciendo ciencia gratuitamente, porque creemos que la divulgación científica de calidad no está reñida con los recursos de las personas. La ciencia es un legado de la humanidad, y así lo entregamos a la humanidad.
Y en esta aventura han participado, participan, y participarán, grandes personas, investigadores de prestigio, locos entusiastas por su labor y maravillosa aportación a las ciencias del espacio.
Quienes nos llevan acompañando desde el inicio de esta andadura habrán observado la evolución de esta revista, tanto en su estética, como en sus contenidos. Hemos llegado a países remotos gracias a las nuevas tecnologías, que nos han permitido enviar la revista en formato digital con una facilidad abrumadora. Hemos conocido hombres y mujeres admirables. Y queremos seguir divulgando, queremos seguir conociendo, queremos seguir avanzando en la divulgación y en la investigación científica.
En esta larga andadura nos hemos sentido privilegiados de leer textos que han hecho temblar los cimientos de la ciencia. Investigaciones nunca antes publicadas. Imágenes inéditas que hemos hecho llegar al mundo, testimonios abrumadores de gente grande, que han demostrado su grandeza en su propia humildad y sencillez. Así es la ciencia, y así son los científicos.
Cinco años de la revista, y cincuenta años de la gran hazaña Apollo. No podíamos dejar pasar la ocasión, en este año tan extraño como histórico que nos toca vivir, de hacer un digno homenaje a tal evento, pero no queremos hacerlo sobre los protagonistas directos, aquellos que pusieron sus pies en la Luna (aunque vaya siempre para ellos nuestro reconocimiento). Queremos hacerlo a través de los que estaban detrás de los monitores, detrás de una antena, sufriendo la más ensordecedora tensión si algo no iba bien. Gozando la más extraordinaria alegría si todo llegaba a buen puerto. Queremos homenajear el evento a través de quienes oyeron primero y en primera persona, las palabras del comandante Armstrong a las 10.56 pm EDT del 20 de julio de 1969; “That’s one small step for a man, one giant leap for mankind”, las palabras de Jack Swigert, a las 21:08 CST del 13 de abril de 1970 “Ok Houston, we’ve had a problem here”.
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