En la superficie lunar se pueden distinguir dos regiones: unas claras con muchas montañas y cráteres y otras oscuras, lisas y con pocos cráteres. Las primeras son las regiones denominadas altas que también son ricas en minerales como el feldspato y la anortosita. Las segundas son regiones basálticas, denominadas “mares”. Entre unas y otras hay unas pequeñas zonas oscuras con un número relativamente grande de cráteres que se conocen como “lagos” lunares. En este trabajo se describirán sus características generales y se analizarán algunos de los principales lagos lunares.
La superficie de los planetas y de sus satélites ha tomado la fisionomía actual gracias a un incontable número de colisiones con asteroides y cometas a lo largo de los 4650 millones de años de vida de los cuerpos sólidos del Sistema Solar. Mientras más energética fue la colisión, debida a proyectiles de mayor tamaño y mayores velocidades de impacto, mayor fue el daño propiciado al blanco. Mientras que los planetas se ensamblaban y se colocaban en sus órbitas estables actuales, los planetésimos libres conformaban un ejercito de proyectiles que eran fácilmente perturbados por los planetas en formación. Los cuerpos que habían adquirido mayor cantidad de masa, perturbaban y enviaban hacia todas direcciones los agregados rocosos primigenios, de todo tamaño, desde metros hasta decenas de km de diámetro. Estos pequeños cuerpos actuaban como un ejercito de soldados entrenados para atacar con furia cósmica. Con el paso del tiempo el número de colisiones ha disminuido y lo que queda, para atestiguar esos eventos violentos, son los cráteres de impacto de todas dimensiones presentes en la Luna y en los otros cuerpos sólidos del Sistema Solar. Poco a poco las dimensiones de los proyectiles ha disminuido y sus impactos menos energéticos y destructivos, se han sobrepuesto a los más antiguos.
Las colisiones más energéticas ocurridas durante los primeros cientos de millones de años después de la formación de la Luna, han perforado la corteza y han dejado salir a la superficie el material fundido contenido en el manto, inundando las cuencas generadas durante la colisión, formando los mares lunares. Poco a poco el interior de nuestro satélite se ha ido enfriando y solidificando por lo que se ha incrementado el espesor de la corteza, haciendo más difícil su perforación durante una colisión. En ciertas regiones lunares se observan derrames de basalto y otros minerales con una extensión menor a la de los mares o las grandes mesetas multinillo. Estas zonas, de menor extensión, se conocen como lagos lunares. Los lagos, a diferencia de los mares y las mesetas que están bien delimitadas por cadenas montañosas que constituyen los bordes, no tienen, en su mayoría, fronteras bien definidas.
Los lagos son estructuras similares a los mares, pero menos extensas y normalmente carecen de borde definidos, en las fotografías aparecen como manchas oscuras de forma irregular. En la Tabla 1, se muestran los nombres asignados a los lagos, las coordenadas (aproximadas) del centro geográfico y el diámetro. Este último es más bien la dimensión del eje mayor de la estructura determinado en base a diversos criterios (muchas veces arbotrarios) debido a que no existen límites bien definidos. Hay que tomar en cuenta que el diámetro de una estructura irregular es simplemente el valor del diámetro de un círculo que incribe a dicha estructura, por lo tanto corresponde al tamaño máximo; es decir que si la estructura tiene 100 km de largo y 10 km de ancho, su diámetro es de 100 km.
¿Quieres leer el contenido completo?
Accede a todo el artículo, de forma gratuita. Suscríbete a la revista.