“Las épocas de crisis, son épocas
de oportunidades”. Así reza un
antiguo proverbio con el que los
orientales suavizaban las peores
previsiones para sus sistemas
económicos. Lo cierto es que, si
analizamos profundamente tal
afirmación, una gran dósis de razón
rezuma entre líneas.
Estas fechas que nos ha tocado
vivir atravesamos una de las
más profundas crisis que nuestra
generación ha conocido. La
aparición del nuevo coronavirus
SARS-CoV-2, causante de la enfermedad
Covid-19 ha puesto en
jaque la economía mundial. Mientras
las bolsas se desploman, el
desempleo aumenta por millones
de personas en cuestión de horas,
los hogares pierden ingresos por
momentos. Hoteles, multinacionales,
empresas de todos los
sectores han cerrado, y la mayor
parte de la población se encuentra
confinada en sus hogares
como medida preventiva contra
la expasión del temido coronavirus
que ya se ha cobrado cientos
de miles de muertos, en medio
de un sistema sanitario al borde
del colapso y sin suministros de
protección médica, al tiempo que
afronta la profunda falta de financiación
en investigación.
Todo este panorama mundial ha
llevado a muchas personas a pensar
más de lo habitual en invertir.
Tomando ejemplo de la gran
potencia mundial China, donde,
lejos de ser la estigmatizada por
haber sufrido el origen y el desarrollo
del virus, contando miles
de muertos al día durante meses,
ahora se reinventa, y mientras cae
en picado el precio del barril de
brent en el mercado, hace acopio
al menor precio, llenando todas
sus reservas para el futuro.
Lo
mismo ocurre con la producción y
exportación a una escala sin precedentes,
de suministros y material
sanitario a todos los países del
mundo, que son capaces de pagar,
a precio de oro si es necesario,
cualquier artículo o producto que pueda serles de utilidad para
combatir la temida enfermedad
que afecta a sus poblaciones.
Así se convierte una crisis en una
oportunidad, nunca mejor dicho.
Y como todos los sectores atraviesan
la dura prueba del hundimiento
económico por haber ordenado
el cese total de todas las
actividades económicas no esenciales,
c ierre d e f ronteras a l t urismo,
y el negro horizonte de no
tener ni vacunas ni tratamientos
contra dicha enfermedad, ante
la falta de ventas y la pérdida de
puestos de trabajo, muchos coleccionistas
están poniendo en
venta impoortantes piezas de sus
colecciones. En el mundo de los
meteoritos no es menos.
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