En diciembre de 2018 se producía un hito histórico para la astrofísica. OSIRIS-REx, una sonda enviada por la NASA, alcanzaba al asteroide 101955 BENNU. Una semana después de entrar en su órbita, y a cuatro días de que Bennu alcanzase su perihelio, el 6 de enero de 2019 la sonda detecta algo inusual en el asteroide. Se están produciendo eyecciones de partículas, en varios eventos, entre los que destacan los de febrero de 2019, donde decenas de partículas liberadas saltaban del asteroide al espacio. Estas eyecciones han sido analizadas en profundidad por técnicos del Instituto de Astrofísica de Canarias que participan como miembros en el grupo de trabajo de procesamiento de imágenes de OSIRIS-REx, y fueron publicadas en un interesante artículo en SCIENCE.
“Los asteroides activos son objetos que tienen órbitas asteroidales típicas, pero muestran algún tipo de actividad similar a la de un cometa, ya sea en forma de coma o cola, o por la expulsión de polvo”, explica Javier Licandro, uno de los técnicos.
Este comportamiento como si fueran cometas, con el que algunos astroides emiten partículas durante largos periodos de tiempo ha sido identificado en varios otros asteroides del Cinturón principal. Otros en cambio se fracturan, se desintegran o se activan en una especie de eventos de impulsos. A este tenor, los tres principales eventos de eyección producidos por Bennu tuvieron lugar el 6 de enero, el 19 de enero y el 11 de febrero. De las 365 partículas eyectadas, un total de 277 han podido ser caracterizadas, y se determinó que se eyectaron a velocidades de entre 0.06 y 3,3 m/s y que sus tamaños oscilan entre menos de uno y hasta ocho centímetros.
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