Se trata de la mayor masa metálica natural conocida sobre la superficie terrestre, y llegó a nuestro planeta
hace 80.000 años. Ahora, se cumple el primer centenario del descubrimiento del mismo en una granja en
Namibia.
El Sistema Solar está plagado de grandes y pequeños cuerpos orbitando al Sol, que con frecuencia modifican
sus órbitas por diversas causas. Este suceso puede originar alarma en los científicos, sobre todo si el
cuerpo establece una trayectoria de colisión con nuestro planeta. La Ciencia actual nos permite conocer y
prever dichos acontecimientos en un alto porcentaje de casos. Pero en el pasado, la historia era diferente.
Hace 80.000 años la Tierra recibió del espacio exterior una de las mayores masas metálicas que quedaría
enterrada por muchos milenios, hasta que accidentalmente, la reja del arado de un campesino tropezó con el
metal y de sus curiosas pesquisas se descubrió el mayor meteorito de una sola pieza sobre la superficie
del planeta. Ocurría esto a las afueras de Grootfontein, en la región de Otjozondjupa, Namibia, hace ahora
justamente un siglo, en este 2020 tan marcado por la trágica pandemia de COVID-19 ocasionada por el virus
Sars CoV2.
Con más de 66 toneladas de peso, y una composición metálica, el meteorito de HOBA fue declarado monumento
nacional por el gobierno del país en marzo de 1955, en interés de protegerlo. Desde entonces, el meteorito recibe miles de
visitantes al año que se sorprenden tanto como los científicos, de tener ante ellos semejante masa
extraterrestre.
A pesar de sus medidas, de 2.7 metros de longitud por 2.5 metros de ancho y casi un metro de altura, el
meteorito no dejó cráter en el suelo. Su composición es de un 84% de hierro, un 16% de níquel y trazas de
cobalto, lo que lo convierten en una ataxita, un tipo de meteorito con alto contenido en níquel.
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