El pasado mes de agosto recibía en el laboratorio un lote de tres muestras, entre las que destacaba una de ellas. Lo que llegaría a observar al microscopio, fue algo que no imaginé que pudiera ocurrir.
Como cada mañana, el repartidor me dejó los envíos que llegaban, generalmente compras de suministros y recepción de muestras para el laboratorio. Aquel paquete, procedente de Florida, traería consigo una grata sorpresa. Entre sus tres muestras, una de ellas, de color marrón y un característico barniz del desierto en su superficie, llamó mi atención. Su peso era superior al de las demás, a pesar de ser de un tamaño similar, quizás más pequeña que una de ellas. La observé a la lupa binocular, y de inmediato identifiqué geomarcadores que indicaban que aquel ejemplar era un meteorito. Lo que no imaginaba en aquel momento, era que el meteorito se trataría de un tipo extremadamente raro y valioso.
Hacía varias semanas que todas las muestras que llegaban a mis manos eran rocas terrestres. A pesar de que aprendo mucho de ellas, las muestras terrestres me suelen crear un serio conflicto con los clientes, sobre todo con aquellos que tienen todas sus esperanzas en recibir una certificación como meteoritos, y lo que reciben es un informe negativo. Muchas personas no aceptan los resultados que arroja el laboratorio, y no escatiman esfuerzos en menospreciar la labor técnica que realizamos con las muestras. Esto en el mejor de los casos. En el peor, las acusaciones de emitir documentos falsos, o de manipular o simplemente malinterpretar a conciencia las muestras y resultados, o las acusaciones de pretender robar los meteoritos, suelen ser el pan nuestro de cada día.
Es por esta razón por la que ya no discuto con los clientes insatisfechos que esperaban hacerse ricos tras el análisis. Simplemente sigo el protocolo, y corto radicalmente la comunicación una vez concluido el trabajo.
Cuando una persona se siente aquejada de un dolor o enfermedad, generalmente va al médico. En ocasiones, el diagnóstico que recibe no es compartido por el propio paciente, que se niega a aceptar su enfermedad o dolencia, y entra en cólera. Ciertamente está en su derecho de enfadarse, y sigue en su derecho de no aceptar el diagnóstico dado, a pesar de que ninguna de estas actitudes va a hacer que cambie el diagnóstico. En todo caso, tiene la opción de ir a otro médico y de someterse a nuevas pruebas médicas, y asunto concluido.
En este tema de los meteoritos debería ser igual. ¿No estás conforme con el resultado negativo? Envía otra muestra a otro laboratorio, y asunto terminado.
En este caso, la muestra más pesada guardaría sorpresas que muy gratamente iríamos descubriendo en los días siguientes, durante la preparación y los análisis, y que vamos a exponer detalladamente en este artículo.
Se prepararon dos secciones delgadas para su análisis petrográfico, así como varias secciones pulidas. En el análisis llevado a cabo mediante microscopio petrográfico polarizador modelo RPL3T de Radical Scientific Equipments, con aumento de 40 a 600, se observó que el ejemplar mostraba una textura metamórfica, equigranular, en la que los granos de minerales presentaban una unión triple de (próxima a) 120 grados. Esto implica que la roca está fraccionada, y por tanto entra en el rango de los meteoritos acondríticos.
Suscríbete gratis a METEORITOS
Para acceder a todo el contenido del artículo.