Las islas Canarias se perfilan como un conjunto de islas de origen volcánico que emergieron frente a la costa oeste de África, y que se formaron como consecuencia de la acumulación de emanaciones de magma del interior de la Tierra que fue brotando a través de fisuras en la corteza oceánica, de forma sostenida por millones de años, hasta emerger. Se trata de un proceso continuo que ha generado la formación de espectaculares islas, geológicamente activas, como se atestigua por la reciente erupción del volcán Tajogaite, en Cumbre Vieja de La Palma, y las sucesivas emanaciones de calor en Timanfaya, entre otras manifestaciones.
Esas emanaciones oceánicas dieron comienzo sobre mediados del periodo terciario con la fractura de la corteza oceánica en bloques, que empujados por la tectónica de placas, comienzan a elevarse y sobre los mismos se depositan las emanaciones de lava que fueron creciendo hasta emerger sobre la superficie del Atlántico. Los materiales iniciales procedentes de la corteza oceánica son principalmente rocas plutónicas y sedimentos marinos, formando lo que llamamos el Complejo Basal. En la actualidad este complejo solo es visible en algunas de las islas más erosionadas, destacando principalmente en Fuerteventura.
Enormes edificios volcánicos formados por la acumulación de coladas basálticas y depósitos piroclásticos emergieron hace unos 20 millones de años, dando origen a las islas Canarias. Estos materiales han sufrido una profunda alteración sobre todo en las zonas norte de las islas, donde la lluvia traída por los alisios y la humedad del mar han generado una abundante vegetación que contribuyó también a la degradación de los materiales.
La actual serie del volcanismo reciente (también llamado volcanismo histórico, al ser las últimas erupciones documentadas de las que existe documentación científica) afecta a las islas de Tenerife, El Hierro, La Palma y Lanzarote, siendo la mayor evidencia de que las islas continúan siendo volcánicamente activas.
De esta forma, entre las erupciones documentadas más largas acaecidas en Canarias durante esta serie histórica, destaca la erupción de Timanfaya, en la isla de Lanzarote. Fue una erupción muy larga, dando inicio en septiembre de 1730 y concluyendo en 1736 con un desastroso balance. Cubrió de lavas frescas un tercio de la isla provocando que gran parte de la población de la isla emigrara a otras islas. De esta erupción existen documentos históricos que nos aportan una valiosa información.
La última erupción tenida lugar en Lanzarote fue en 1824, de la que existen interesantes documentos entre los que destacan los manuscritos del párroco de San Bartolomé, don Baltasar Perdomo, en los cuales nos cuenta:
31 de julio. A las 7 de la mañana, entra en erupción el volcán de Tao (Clérigo Duarte), situado al sur del actual Tiagua. Las personas afectadas sacan en procesión a la Virgen de los Dolores de Tinajo. Algunos vecinos de Tinajo intentaron impedir esta procesión por temor a que la imagen pudiera sufrir algún percance. Tres acaudalados hombres de Tiagua se responsabilizaron del posible deterioro de la imagen, por lo que la comitiva continúa para colocar la imagen de la virgen frente al volcán, que de forma inesperada sustituyó la lava por una columna espesa de humo, antes de cesar la actividad ese mismo día.
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