Es la noticia que ha seguido en directo gran parte del mundo, y es que se trata del inicio de una nueva era en cuanto a Defensa planetaria se refiere. Ya desde que las Fuerzas Armadas avisaran en serio del riesgo que supone la colisión de un asteroide contra nuestro planeta, la NASA y otras agencias espaciales han trabajado en planes de contingencia adecuados para solventar un evento de estas características.
Hace diez meses, el 24 de noviembre de 2021, una misión conjunta de NASA y ESA lanzaban desde la Base Vandenberg de la Fuerza Aérea de California a bordo de un Falcon-9 la sonda espacial DART (Double Asteroid Redirection Test) con el objetivo de estrellar la nave contra el asteroide Dimorphos, un pequeño asteroide de 160 metros que orbita como satélite alrededor de otro mayor, de nombre Didymos (780 metros).
Se esperaba que DART, de 610 kilos de peso, colisionara contra el asteroide a una velocidad de 23000 kilómetros hora estando a 11 millones de kilómetros de la Tierra, con el objetivo de ralentizar su periodo orbital, y de esta manera, modificarlo. Con este test, las agencias espaciales testearían uno de los más viables planes de defensa planetaria para desviar asteroides que en el futuro establecieran rumbo de colisión contra la Tierra.
Así fue que el 26 de septiembre, a las 00.16 horas UTC, DART colisionó contra la superficie de Dimorphos, ante una gran expectación mundial y siendo observado por telescopios espaciales y terrestres de medio mundo. Las primeras imágenes desde Tierra que pudimos ver fueron registradas por el telescopio ATLAS, de Hawaii, en cuya secuencia se aprecia a la perfección la enorme cantidad de eyecta lanzada desde la superficie del asteroide tras el impacto.
Ahora, los científicos de la NASA analizarán el evento y los datos que otra sonda, LICIA CUBE, desplegada desde DART ha recogido del evento. Habrá que caracterizar toda la eyecta levantada, y analizar las reacciones ocurridas para saber el grado de efectividad de la prueba en relación con los resultados esperados previamente.
Sobre Dimorphos sabemos que es un pequeño asteroide de tipo espectral K, un tipo realmente inusual, poco común, cuyo espectro es moderadamente rojizo, por debajo de 0.75 micras y una ligera tendencia azulada más allá de éste. Su albedo es bajo, y su aspecto recuerda mucho a las condritas de tipo CV y CO. De hecho en la clasificación de Tholen se les consideró asteroides S “sin rasgos distintivos”. En todo caso se le conoce como asteroide “pila de escombros” por su superficie irregular, similar a un montón de piedras apiladas, que recuerda mucho a las imágenes que ya tuvimos ocasión de observar de la superficie del asteroide Bennu.
La inestabilidad que parece mostrar en su superficie, unido a la extremadamente baja microgravedad que produce al tratarse de un pequeño asteroide han debido ser motivos suficientes para que una gran cantidad de eyecta haya salido del mismo tras la colisión de DART.
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