Cada vez son más amplios los conocimientos que la ciencia va obteniendo del evento de extinción de los dinosaurios no aviares que se desató tras la colisión del asteroide en Yucatán. Y es que tras aquel evento, una oleada de oscuridad cubrió, literalmente, el mundo entero. El hollín y el polvo de los gigantescos incendios ocurridos bloquearon durante meses la luz del sol, impidiendo su llegada a la superficie del planeta.
Hace unos 66 millones de años, un enorme asteroide de hasta 9500 metros de diámetro hizo colisión en la zona que hoy conocemos como Península de Yucatán, en México. El impacto de aquella roca cósmica produjo la extinción de numerosas formas de vida locales, pero su repercusión real fue mucho más allá, abarcando a todas las especies del planeta, de las que hasta un 76% sucumbieron como consecuencia del violento cambio climático que se desencadenó tras el impacto.
Los incendios provocados, el polvo incandescente y el humo, el dióxido y el monóxido carbónico llenaron la atmósfera terrestre, propiciando una especie de densa nube oscura que sumió durante años a nuestro planeta en un tiempo oscuro y un ambiente irrespirable.
La luz del sol era bloqueada por esa nube oscura, no llegaba a la superficie del planeta, fallando la fuente primordial de subsistencia de los vegetales que la necesitan para llevar a cabo la fotosíntesis. Se acababan de declarar las primeras extinciones de especies vegetales.
El ecosistema colapsó de una forma tan rápida y violenta, que durante décadas las plantas tardaron en recuperar su dominio de las zonas del planeta. Así fue presentado en una investigación el pasado 16 de diciembre, en la reunión anual de la Unión Geofísica Estadounidense (AGU) que se celebró en New Orleans.
Tras las continuas investigaciones en los modelos científicos, se ha llegado a la conclusión de que el factor determinante de la extinción masiva fueron las densas nubes de polvo y humo producidos por los incendios globales tras el impacto asteroidal. La densidad de las mismas fue tal que irremediablemente se produjo el colapso de los ecosistemas.
El análisis de casi 300 especies fósiles de la formación Hell Creek formada durante la última parte del cretácico fue presentado en este evento. En esta formación el registro fósil está perfectamente muestreado y bien interpretado ecológicamente, lo que ha permitido que los paleontólogos pudieran reconstruir la paleocomunidad de seres vivos de la época de una manera fidedigna.
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