Aunque suene a ciencia ficción, los meteoritos no tienen un sitio fijo donde caer, lo pueden hacer en cualquier parte del planeta, aunque mayormente sea en los mares y océanos, pero cuando dicen de hacer “daño”, nos podemos encontrar de todo, incluso la muerte.
Existen registros que nos hablan del impacto de un meteorito por año en alguna edificación construida por humanos causando daños menores, y se estima que al menos dieciséis lo hagan en el mundo causando algún desperfecto, por lo que no se descarta que una persona no sea alcanzada por un meteorito al menos una vez cada diez años, un número sugerido por la cantidad de reportes de animales que han sido golpeados y que incluso a veces han fallecido por el impacto de meteoritos en ellos.
La última supuesta muerte humana causada por un meteorito, anunciada por el New York Times, ocurrió el 20 de Noviembre de 1929, cuando, según informes, una persona en un carruaje de una fiesta nupcial en Zvezvan (Yugoslavia) murió, y otra resultó herida, tras ser alcanzada por un meteorito de unos 40 cm.
Aunque no se hayan encontrado restos de meteoritos en la zona de Tunguska (Siberia), sabemos que una bola de fuego fue la causante de un evento catastrófico que vino de fuera y que arrasó un área de unos 2.150 Km cuadrados, tumbando 80 millones de árboles, matando renos, derribando personas arrojando a algunas de ellas varios metros por el aire y no se descarta que muchas de ellas murieran a consecuencia del evento. Si esta ‘bola de fuego’ hubiera entrado en la atmósfera terrestre media hora antes, la ciudad de San Petersburgo hubiera sido destruída y la catástrofe hubiera sido mayor. Nadie se olvida de este 30 de Junio de 1908.
Como mostramos en la fotografía (1), el pasado 3 de Octubre de 2021 a las 11:35 pm en la ciudad de Golden, en el estado de Columbia Británica, una mujer de 66 años se salvó de milagro de haber sido impactada por un meteorito cuando estaba durmiendo, el cual rompió el techo de su casa y cayó sobre su cama. Se despertó de golpe al escuchar un fuerte ruido que asoció con una explosión o la caída de un árbol sobre su casa. Grata sorpresa se llevó cuando vió una roca gris oscura de 1,3 Kg de peso sobre sus almohadas, algo que hizo que la señora llamara a los servicios de emergencia.
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