21 de noviembre de 2021. Día 70 de la erupción del volcán de La Palma. Los vecinos del lugar continúan luchando a brazo partido contra la constante caída de cenizas volcánicas por todas partes. Hay noticias de un fallecido, ocurrió hace 8 días que un vecino de 72 años de Las Manchas fallece mientras limpiaba las cenizas volcánicas de su casa. En este barrio las viviendas están siendo literalmente sepultadas bajo metros de cenizas volcánicas. El panorama es desolador y el pronóstico continúa siendo reservado. Ningún experto aún se siente capacitado para poner fecha de caducidad a esta situación que ha alterado dramáticamente la vida en los llanos del oeste de la isla.
El turismo del volcán se ha despertado también con fuerza, tanto que los alquileres temporales para turistas se han visto incrementados notablemente, también en sus precios, que algunos se apresuran a criticar aludiendo que lo hacen para aprovecharse de la desgracia de quienes lo han perdido todo. Qué fácil es criticar desde el prisma de la desgracia, en lugar de saber ver la oportunidad en las crisis. Es la mentalidad de la mayoría aquí. Aún continúan sin desarrollar capacidad para disociar la desgracia del drama humano que viven algunos vecinos isleños, de la oportunidad de ingresos que se ofrece para otros. En todas las crisis hay quienes pueden sacar rédito de la situación, y de ello precisamente dependen las economías mundiales.
Los técnicos al mando de la gestión de la emergencia volcánica han decidido elevar el índice de explosividad del volcán a grado 3. Aseguran que esto no afecta al desarrollo del fenómeno volcánico, pero a estas alturas del mismo, los signos que muestra el volcán, lejos del agotamiento, lo reclasifican en un índice mayor en una escala que valora de 1 a 8 este índice.
Estos días pasados el aporte de lava por parte de las fisuras activas se ha visto constante y estable, afortunadamente todo el material magmático surgido está discurriendo sobre coladas antiguas y bajo tubos volcánicos formados que la llevan directamente hasta las nuevas islas bajas formadas en la zona costera, lo que está incrementando el crecimiento de nuevas tierras en el suroeste insular, y por otra parte está minimizando al máximo los nuevos destrozos que pudieran ocasionarse. Las autoridades administrativas valoran en más de 906 millones de euros los daños ocasionados por la emergencia volcánica, sin valorar aún los daños sufridos por las infraestructuras eléctricas y los bienes pertenecientes al estado. Lo que sí se incluyen son los costes de intervención de las administraciones autonómica, insular y local.
El ejército fletó barcos para transportar agricultores desde el puerto de Tazacorte hasta la zona sur de la isla, donde se han instalado dos desaladoras de agua y se habilitaron barcos cisterna para el transporte de agua de regadío. Los cultivos son los grandes afectados en esta emergencia. La falta de muelles de atraque en esta zona de la isla ha llevado a la creación de una zona de desembarque de emergencia que con probabilidad será recordada en el futuro.
Durante estas últimas semanas hemos vivido momentos muy complicados en la zona de los llanos, sobre todo el cuanto a la calidad del aire. El elevado índice de dióxido de azufre junto a la marcada presencia de partículas respirables en la atmósfera ha llevado en numerosas ocasiones a decretar el confinamiento de la población en sus hogares y a la suspensión de las actividades escolares presenciales. Posteriormente llegaron las temidas lluvias, aunque no lo hicieron con la intensidad esperada, lo que ha dejado preciosas imágenes de un drama que se acentúa por momentos. El contacto de las lluvias con las coladas calientes de lava producía un efecto de campos de brumas sobre las mismas.
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