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Publicación científica sobre Ciencias Planetarias

Charcas el meteorito fantasma
LABORATORIO

Charcas, el meteorito fantasma.

Conocemos la historia y características del meteorito mexicano CHARCAS.

roberto bartali ulises vasquez Meteoritos
SEPTIEMBRE OCTUBRE 2022

La intensiva exploración minera en el centro-norte de México, después del periodo novohispano, permitió encontrar varios meteoritos de proporciones gigantescas.

México se caracteriza por ser un país en el que han caído varios de los más grandes y pesados meteoritos del mundo, y el que se encontró en 1804 en Charcas (San Luis Potosí) es uno de ellos.

En este artículo se describirá lo poco que se sabe de esta importante pieza cósmica. Su historia está llena de anécdotas y ha tenido un importante papel antropológico hasta que los franceses se llevaron el meteorito a Paris en 1866, donde se encuentra en la actualidad.

El meteorito Charcas es una Octaedrita media de tipo IIIAB cuyo contenido es: 91.3% Fe, 8.02% Ni, 0.48% Co, 0.12% P, 19.4 ppm Ga, 41.4 ppm Ge, 1.9 ppm Ir.

Introducción.

El estado de San Luis Potosí se encuentra en la parte central de México entre dos cadenas montañosas que corren de norte a sur: la Sierra Madre Oriental y la Sierra Madre Occidental. La porción norte del estado es a su vez parte de la frontera sur del segundo desierto más grande del mundo, el Desierto Chihuahuense. En el territorio hay varias zonas mineras que han producido grandes cantidades de oro, plata y otros metales preciosos, hecho que ha propiciado, desde el siglo XVI, la exploración masiva en busca de nuevos yacimientos.

En 1592 los españoles, informados por los pobladores locales, encontraron en un lugar al oriente de la que hoy es la ciudad de San Luis Potosí, varios yacimientos de oro y plata, algunos de los cuales a flor de tierra. La riqueza de esas vetas era similar a las de las minas del Potosí, Bolivia, por lo que el lugar fue bautizado con el nombre de Real de San Pedro Potosí (hoy Cerro de San Pedro). Estas vetas eran conocidas y utilizadas por los pobladores de la región, mucho antes de la conquista española, para la fabricación de ornamentos, herramientas y ofrendas.

Para dar una idea de la riqueza de estas tierras cabe señalar que solo de esas minas salió tanto oro que generó un pago de derechos de más de un millón de pesos por año (estamos hablando de los siglos XVI y XVII) durante las primeras seis décadas de su funcionamiento (según datos oficiales).

Los geólogos ingleses, alemanes, franceses y españoles supusieron que, si en un lugar como San Pedro había tanto oro, posiblemente en otras partes del estado habría cantidades similares, de hecho, esa hipótesis resultó correcta y al poco tiempo, se inició la exploración de otras zonas del Estado. Yendo hacia el norte, encontraron más yacimientos en Real de Catorce y Charcas y, precisamente durante esas búsquedas es como se encontró la masa principal del meteorito de Charcas y las otras masas asociadas, que son el objeto de este artículo.

A pesar de tener una superficie de 2 millones de kilómetros cuadrados, en México se han reportado solo 118 meteoritos. Uno de ellos es el Allende (condrito de clase CV3), cuya caída fue observada en la madrugada del 8 de febrero de 1969 y es considerado el más estudiado del mundo (Bartali et al, 2019). Por el contrario, debido a varias razones, uno de los meteoritos menos estudiados y conocidos, es precisamente el de Charcas (octaedrita de clase IIIAB), a pesar de que su masa total conocida sea de más de 1400 kg. En la figura 1 se muestra el mapa de México en el cual se indica la ubicación del hallazgo de estos dos meteoritos.

Hallazgo de la masa principal

Muy poco se sabe acerca del hallazgo de la masa principal del meteorito de Charcas y de las masas que han sido asociadas a la misma caída. Solo hay un relato que se considera la versión oficial del descubrimiento el cual ha sido reportado en diferentes y subsecuentes documentos de manera casi literal. La masa principal estaba semi enterrada en la esquina de la iglesia de San Francisco en el pueblo de Charcas que está a 120 km al norte de la ciudad de San Luis Potosí, capital del estado homónimo.

Esta roca de forma prismática (figuras 2 y 3) medía aproximadamente 100 cm x 47 cm x 37 cm cuya superficie estaba corroída y presentaba hendiduras poco profundas de unos 4 o 5 cm de diámetro que, aparentemente eran los remanentes de los regmagliptos formados durante el calentamiento sufrido por la fricción atmosférica antes de tocar el suelo. La primera descripción fue hecha por el alemán Friedrich Traugott Sonneschmid (1763-1824) en 1804, año del descubrimiento. Según lo que él reporta, esa pieza había sido hallada en un rancho conocido como San José del Sitio que estaba a una distancia de 12 leguas mexicanas (50 km aproximadamente) en dirección desconocida. Este sitio ya no existe y posiblemente ni siquiera era su verdadero nombre.

Los primeros testimonios recabados por Sonneschmid, refirieron que había muchas rocas similares en las cercanías de ese rancho, pero nunca se mencionaron ni las coordenadas ni otras señas para poder verificar esas referencias. Humboldt también reporta haber visto el meteorito de Charcas, en su lugar original en la esquina de la iglesia, en su “Essai Politique” editado en Paris en 1811. El peso original de la roca fue calculado en aproximadamente 780 kg. No se sabe quién, cómo, cuándo ni por qué esa masa ferrosa fue trasladada desde su lugar de origen, tampoco se sabe cuánto tiempo estuvo en el lugar y posición en la que se encontró. A principios de 1800 había caminos relativamente transitables para carretas entre San Luis Potosí, Charcas, Catorce y Venegas debido a la necesidad de transportar minerales e insumos a las minas del norte del estado, pero es difícil pensar que el traslado de la roca haya ocurrido en esa época debido a que los pobladores locales tenían gran respeto y veneración por el meteorito. Años después, en 1856 Burkart vio la roca todavía semi enterrada en la esquina noroeste del edificio de la iglesia e hizo un dibujo de la parte visible, por lo que se puede deducir que de 1804 a 1856 nadie se interesó en el meteorito y aparentemente nadie lo movió. De hecho, no fue hasta 1866 cuando el ejército francés, al comando del mariscal Bazaine, lo sacó de su lugar y, supuestamente lo adquirió para enviarlo a Francia a donde llegó en 1867 para llevar a cabo los estudios pertinentes.

En realidad, ese fue el pretexto para sacar la roca de Charcas, porque el meteorito fue un regalo de Bazaine para Napoleón III, posiblemente para tratar de quedar bien debido a que su reputación no era de las mejores. Por esta razón algunos piensan que fue sustraído y no adquirido. Aun así, pocos años después el general fue fusilado por traición. Napoleón III regaló el meteorito al Museo de Historia Natural de París a los pocos meses después de haberlo recibido, como se puede observar en una copia manuscrita del inventario de meteoritos redactado el primero de enero de 1868 (figura 4).

Una vez en París, el meteorito fue estudiado por Daubrée en 1867 y por Fletcher en 1890 quien, además, trató de averiguar el lugar exacto de proveniencia. Fletcher al igual que otros, han fallado en completar esa tarea, debido a la escasez de información porque es muy dispersa y a veces hasta poco confiable.


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